Por: Luna Francés
Si el suspiro volara con avidez
en tu regazo me cobijaría.
Cada amanecer despertaría gozosa,
el café serviría con alborozo.
En el atardecer,
cuando volaran las golondrinas,
en musa de tus sueños me convertiría.
Y una tarde…
al sorprendernos el ocaso,
entrelazadas nuestras manos,
cerrar el ciclo
llevando conmigo un único equipaje:
tu dulce sonrisa
y tu tierna mirada.
Sitio web de la imagen: http://sermayores.pd1.iup.es/2010/03/09/el-amor-%C2%BFcomienza-o-termina-en-la-vejez/
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