¡Oh señor!
Señor sueño, sube esta pena a vuestro corcel.
Vuela raudo hacia el aposento del amado.
Calma la agónica desdicha que se apodera.
Mala simiente, enredadera que ahoga la esperanza.
Voz melódica que brotaba, cual panal recién castrado.
Silencio…
Oh silencio que invade…
Penumbra que cubres cual maléfico manto,
la angustia mía y de un pueblo que clama.
En las entrañas de la montaña…
Mausoleo…Libera el amor yerto.
Haz de luz… emerge con la furia de mil leones,
en los corazones adormecidos…
Retumbad el trueno de la patria querida.
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