Por Luna Francés
Me criticas, lo se.
Sólo te detienes a mirar mi fachada.
Un cuadro de Rembrandt
ves en mi rostro.
Atavío a la moda mi cuerpo.
Faldas cortas, tacos altos.
Más hoy te digo, dedo que me señalas
desde tu cómodo sillón,
a pesar de tu franela sin mangas,
chort y zapatos deportivos.
Imitación de pueblo,
firmas intereses
que a los tuyos benefician,
al desposeído miras con desdén,
de tu bolsillo ni medio para comer.
Hoy te digo:
desde mi puesto de batalla
a la intemperie de sol y lluvia
sirvo al mendigo, al barrendero,
al niño pobre,
al que no tiene un mendrugo de pan.
Mi corazón y alma
libres de avaricia se encuentran.
Mi corazón es guerrero
a pesar de mi fachada.
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