Por Luna Francés
Mujer MADRE…
Vienes a mi memoria con tu grácil figura.
Piel aroma de la canela.
Ojos que rasgan la noche.
Manos semejantes a la destreza del pianista.
Pies de andar ligero, diáfano entre los nardos
que duermen en el jardín.
La negra cascada se posa en la prominente cadera´
adornando el donaire.
Efluvio gratificante del verbo sutil y fluido.
Mujer MADRE…
Si tomarte de la mano pudiera…
Trayéndote a la realidad.
Te mostraría el sendero; de arcoíris,
flores y letras que plenan mi mundo de luz.
MADRE Mujer…
Hoy te bendigo
por aquel dieciséis de agosto en el que mis ojos por vez primera vieron la alborada...
De la cual mi memoria quedó prendada.
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